Día 4, parte 1: por la ruta de la muralla de Chinchilla y más allá de la calle Diablos y Tiradores

9.9.2015. El cuarto día, ya estábamos a las nueve de la mañana realizando la ruta de la muralla de Chinchilla, cargados de cámaras y prismáticos. Por la ladera plagada de especies exóticas e invasoras que hay entre la zona baja del pueblo y la muralla, donde lo que más abunda es el género Opuntia, vimos algunos pajaruelos en plena migración, sobre todo sílvidos. Además, una golondrina dáurica (Cecropis daurica) se dejó ver bastante bien. Algunos gorriones chillones (Petronia petronia) hacían lo suyo, chillar, en las almenas del castillo, típico refugio de estas pequeñas aves residentes y gregarias.

Opuntia ficus-indica

Opuntia ficus-indica

Las estrellas de este paseo fueron, sin duda, las lagartijas ibéricas (Podarcis hispanica). En los parterres, los muros, el suelo, si uno iba con suficiente cuidado, se podían observar estos pequeños reptiles en busca de algo que echarse a la boca bajo el sol mediterráneo de la mañana. Durante los días que vivimos estas experiencias, las hormigas voladoras (casi todas del género Messor) ya salían de sus hormigueros en cantidades industriales, y los reptiles, claramente, se aprovechaban bien.

Podarcis hispanica

Podarcis hispanica

Podarcis hispanica

Podarcis hispanica devorando una hormiga voladora.

Una hora después, decidimos volver a casa para beber agua, repostar un rato, hacer caso al gato, que lo teníamos un poco negado al pobre, y después salir por otra zona de Chinchilla, cerca del Mortirolo. En una callejuela encalada, volviendo a casa, detrás del bar La Ermita, Jess encontró un insecto maravilloso que yo tenía muchísimas ganas de ver, la extraña mantispa (Mantispa cf styriaca), un neuróptero, emparentado con las crisopas y hormigas león, que ha desarrollado unas extremidades delanteras que recuerdan a las de las mantis, a las de algunas chinches e incluso dípteros, y a las galeras (Stomatopoda). Con ellas capturan pequeños insectos, muchas veces pulgones, de los que se alimentan. Si os fijáis en la fotografía, las patas de la mantispa se tuercen bastante hacia atrás cuando se encuentra en reposo, todavía no sé por qué.

Mantispa cf styriaca

Mantispa cf styriaca

Tras un rato en casa, volvimos a las andadas. Pensé que podíamos ir a buscar alguna Argiope cerca del pilón que hay siguiendo la calle de Diablos y Tiradores, no sé exactamente cómo se llama la zona, pero hay una surgencia de agua que inunda el borde de la carretera, creando una zona interesante para plantas como el junco churrero (Scirpus holoschoenus) y la enea (Typha dominguensis). La carretera que lleva a esa zona tiene unos años, y a un lado, hay montones de rocas enormes que aprovechan las lagartijas para esconderse. Por el camino, pudimos observar algunos mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus) en migración.

También hubo tiempo para más insectos. En una escalinata cerca del Puntón, unas hormigas me llamaron la atención. Patilargas, negras, con algunas cerdas blancas y el abdomen dirigido hacia abajo, se trataba sin duda de Aphaenogaster ibericaDos de ellas se entregaban al reconocimiento mutuo, juntando las antenas, y otras dos, se encontraban enzarzadas en una extraña lucha, por llamarlo de algún modo: una sujetaba a otra por el cuello, en una especie de sumisión que yo jamás he visto.

Dos obreras de Aphaenogaster iberica.

Dos obreras de Aphaenogaster iberica.

Extraño comportamiento de sumisión en Aphaenogaster iberica.

Extraño comportamiento de sumisión en Aphaenogaster iberica.

En una budleya cercana, decenas de abejas melíferas (Apis mellifera) y algunas abejas solitarias, así como una podalirios (Iphiclides feisthamelii), se afanaban en libar el néctar de las florecillas. No nos detuvimos mucho más, porque el sol ya calentaba, y ya se sabe que los ingleses se tuestan en seguida. Las lagartijas empezaron a hacer acto de aparición en seguida.

Podarcis hispanica. Fotografía de Jess Stokes.

Podarcis hispanica. Fotografía de Jess Stokes.

Podarcis hispanica

Podarcis hispanica

Ya allí, nos metimos entre las eneas y los olmos, y anduvimos por un pequeño prado con un solitario ailanto (que por cierto, habría que talar antes de que empiece a expandirse por esa zona, aunque no muy lejos hay otro…). Había cientos de saltamontes y otros invertebrados de interés, pero ninguna Argiope.

Incluso, en una olivarda ya en flor, vi dos ejemplares de la avispa Scolia hirta que no dejaron fotografiarse porque volaron rápidamente… Aparte de un Solanum nigrum que nos encontramos (identificado por José Antonio López Espinosa), vimos poco más porque el sol calentaba ya fuerte y los bichos reposan un poco a mediodía, así que decidimos volver a casa a comer, que el cuerpo nos pedía algo de comida. Por la tarde, iríamos a las lagunas de Horna y Pétrola a ver aves acuáticas, tras la horrible granizada ocurrida días antes, donde murieron más de 300 flamencos… Más en la próxima entrada.

Día 2, parte 1: Dunas de Urbanova, de día

7.9.2015. El segundo día, seguíamos en Alicante. Decidimos levantarnos pronto para acercarnos otra vez a la orilla del mar a ver aves, gaviotas en particular. La lluvia caía fuertemente, y durante la noche, algunas salinas de Aiguamarga se habían llenado de agua y al rato se llenarían de gaviotas. En la orilla soplaba un viento que sumado al agua de lluvia, imposibilitaba bastante mantener los prismáticos limpios. En la arena había muchos charcos. Tal como yo había previsto, en la orilla había algunas gaviotas patiamarillas (Larus michahellis), de Audouin (Ichthyaetus audouinii), cabecinegras (I. melanocephalus) y reidoras (Chroicocephalus ridibundus). El cielo gris traía consigo un bando de unos 15 flamencos rosas (Phoenicopterus roseus) que venían sobrevolando la playa del Saladar en dirección Sur. Tras ver esto, decidimos guarecernos nuevamente en casa y continuar la exploración cuando la lluvia amainara un poco, pero esto no llegó a suceder en varias horas. Mi amigo y yo decidimos explorar el borde de la carretera, donde crecía un gran pino carrasco y algunos de sus hijos, en el Saladar de Aiguamarga. No nos adentramos mucho, únicamente unos metros, porque queríamos ver alguna curruca cabecinegra. Esto no fue difícil, pero no aquí, sino en unos olivos cercanos. En Aiguamarga pude admirar la floración otoñal de la cambronera (Lycium intricatum), con sus florecillas violetas.

Lycium intricatum

Lycium intricatum

En esta zona había muchos caracoles comunes (Cornu aspersum) y algunas especies que habíamos visto el día anterior. Decidimos dejar atrás la urbanización para adentrarnos en las dunas vivas que hay tras la playa naturista. Como el tiempo no acompañaba, no nos asustamos viendo culos flácidos. Sí que nos sorprendimos viendo cantidades ingentes de ortópteros, concretamente de las especies Heteracris littoralis Pyrgomorpha conica. Vimos una mata de alcaparra loca  repleta de estos saltamontes, decenas de Heteracris se amontonaban, unos encima de otros a veces, sobre la mata. Para entonces, la lluvia no caía tan torrencialmente y se había convertido en una especie de calabobos.

Pyrgomorpha conica

Pyrgomorpha conica

Sphingonotus cf caerulans

Sphingonotus cf caerulans

Heteracris littoralis

Heteracris littoralis

Truxalis nasuta

Truxalis nasuta

Las fauna y flora dunares del sur de Urbanova son de notable interés. Yo conocía más o menos lo que había porque he visitado la Playa del Carabassí, cercana, y lo que hay en ambos lugares es muy parecido: vegetación típica de arenales costeros con algunas plantas adaptadas a la alta salinidad.
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Recordé que por esta zona hay un geófito muy interesante, la azucena de mar (Pancratium maritimum), así que mi amigo y yo estuvimos alerta por si aparecía uno, y justo es ahora cuando florece. Vimos uno, pero las flores ya se habían convertido en frutos. Quise encontrar también la larva de la mariposa Brythis crini, que se alimenta de las hojas de esta planta, pero no vi ninguna (si queréis ver una larva de esta polilla, podéis hacer click en este enlace, del blog de Pablo Portillo). Seguimos caminando hacia el Sur entre las matas de hinojo marino (Crithmum maritimum), que ya florecía.

Crithmum maritimum

Crithmum maritimum

Correteando entre las hierbas apareció una conocida en este blog, la mantis Rivetina baetica. Menudo bimbo para mi amigo. Una hembra tranquila, enfriada por la lluvia, posó durante un buen rato para nuestros objetivos.

Rivetina baetica

Rivetina baetica

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Gasteruption sp.

Mientras la observábamos agachados, en una planta que había justo a mi derecha, observé un bello himenóptero que todavía estoy tratando de identificar.

A unos metros de allí, crecía una enorme mata de cardo marino (Eryngium maritimum), también floreciendo, y por supuesto, acompañado de las inseparables chinches rayadas (Graphosoma semipunctatum), algunas de ellas en plena cópula, como no podía ser menos.

Nos dio tiempo a ver hasta coleópteros. Los abundantes tenebriónidos llegan hasta aquí. Su gruesa coraza negra les protege del intenso calor y sol. Por supuesto, no podían faltar las estrellas: Tentyria sp. y Blaps cf mucronata. El Tentyria es un escarabajito común en zonas secas junto al mar o húmedas y visto con lupa, posee unas mandíbulas impresionantes. Corre a toda velocidad por la arena. La segunda especie pertenece a un género común en el Mediterráneo. Los Blaps segregan una sustancia apestosa, de olor penetrante, como un ácido, cuando se ven en peligro.
Nos metimos en una zona de cañas bastante sucia (preservativos usados tirados por ahí, bolsas de plástico, excrementos…) donde se habían metido unos pajaritos que resultaron ser verderones, verdecillos, colirrojos… Aunque pasamos un poquito de las aves en este paseo, pues había tantos invertebrados interesantes a cada paso que dábamos que nos era difícil centrarnos en todo. Dentro del cañaveral crecían algunos lentiscos preciosos. Al salir, nos acercamos a una vaguada donde abundaban las olivardas (Dittrichia viscosa). Y allí aparecieron varios nuevos personajes de este ecosistema tan interesante:

Empusa pennata

Empusa pennata

Extraños compañeros de rama. Cicada sp. y ¿Micrommata o Peucetia?

Extraños compañeros de rama. Cicada sp. y ¿Micrommata o Peucetia?

Finalmente, poco después, apareció nuestra ansiada azucena marina en plena floración, un poco empapada, pero floreciendo al fin y al cabo.

Pancratium maritimum

Pancratium maritimum

Y no solo este ejemplar en flor, por lo menos había tres o cuatro más plantas cerca del primero. Con esta planta acabó el paseo, decidimos volver, debíamos descansar y coger fuerzas para el paseo nocturno, esta vez, en Chinchilla.

Pancratium maritimum

Pancratium maritimum

La Sierra de Chinchilla de noche

El viernes pasado (12/06/2015) organizamos una quedada con algunos miembros del grupo de Facebook de Fauna y Flora de Albacete. Días antes, mi amigo Rafa Torralba me sugirió ir a la Sierra de Chinchilla una noche, a buscar arácnidos y otros animales, y por estar ya a las puertas del verano y debido a las recientes lluvias, la cosa prometía, así que a las 10 en punto de la noche nos encontramos a las afueras de Chinchilla de Montearagón. Desde el punto de encuentro, un parquecillo en la calle de la Fuente, podíamos oír en lo lejano la cantinela primaveral de sapos corredores (Epidalea calamita), y cuando ya estuvimos todos allí, nos dirigimos, cargados de linternas, frontales y cámaras, a los descampados resultantes de la destrucción de la Rambla del Cañaveral, donde se localizaban algunos charcos rodeados de vegetación ruderal. Entre las matas, se oía el cri-cri de los grillos, que cesaba cuando notaban movimiento cerca.

Primer animal observado en la excursión, una hembra de grillo campestre (Gryllus campestris).

Primer animal observado en la excursión, una hembra de Gryllus bimaculatus.

Me sorprendió ver una planta que nunca había visto en Chinchilla pero que es bastante común en Albacete, la compuesta Pallenis spinosa.

(In)Flor(escencia) de Pallenis spinosa.

Inflorescencia en capítulo de Pallenis spinosa.

Tras mucho buscar algún anuro, finalmente Jess divisó un ejemplar de sapo corredor en un gran hueco en la tierra.

Sapo corredor (Epidalea calamita), encontrado en las obras a medio acabar de la Rambla del Cañaveral. Porque la naturaleza, en los sitios destruidos por la mano del hombre, sigue intentando recuperar lo que es suyo.

Sapo corredor (Epidalea calamita), encontrado en las obras a medio acabar de la Rambla del Cañaveral. Porque la naturaleza, en los sitios destruidos por la mano del hombre, sigue intentando recuperar lo que es suyo.

Tras hacerle una sesión de fotos al anfibio, digna de una estrella de Hollywood, seguimos hacia el corazón de la Sierra con el coche. Aparcamos cerca del cuco, la famosa construcción típica de algunas zonas de La Mancha, que consiste en una gran estructura cónica de piedras y una pequeña entrada, que se utilizaba antiguamente como refugio para pastores o ganado o para guardar aperos de labranza, también se conocen como «chozos», «cubillos» o «bombos manchegos». Seguimos el camino hacia el Oeste, y allí empezaron a aparecer deseados artrópodos de diversos grupos.

Araña lobo (Lycosa hispanica)

Araña lobo (Lycosa hispanica), aunque por la curvatura de la primera línea de ojos, no sé si identificarla como L. fasciventris. Vimos muchos ejemplares, y esperábamos encontrar alguna Hogna radiata, pero no encontramos ninguna.

El tenebriónido Proctenius luteus.

El tenebriónido Proctenius luteus. Aunque en la foto parece que es de día, la noche era cerrada, cerrada. El flash arregla todo.

Incluso de noche fotografiamos algunas flores que divisamos con la luz de los frontales. Hacía mucho que no visitaba la Sierra de Chinchilla en esta época del año, así que conseguí ver un cardo que no veía desde 2011: el cardo de Granada (Carduus granatensis), de curvadas espinas.

Por supuesto, incluso de noche estas flores atraen insectos, como pudimos observar en otro cardo del género Onopordum, donde dos curculiónidos (gorgojos, escarabajos con probóscide) reposaban, uno de ellos estaba siendo atacado por una marabunta.

Siguiendo el camino, las espigas florales de las candileras (Phlomis lychnitis) se mecían suavemente por la brisa, y las de los espartos (Stipa tenacissima) me recordaban ligeramente a algunos terrenos de La Pampa argentina, con sus características Cortaderias.  Los arácnidos seguían haciendo acto de aparición.

Seguimos encontrando pequeños seres en medio del camino. Una de las sorpresas fue un «saltamontes palo», posiblemente Acrida ungarica, aunque Truxalis nasuta no se descarta, que Jess no pudo evitar coger con la mano.

José David y Vanesa nos avisaron de que lo habían encontrado en medio del camino. Pudimos examinarlo muy de cerca, ya que se mostraba bastante tranquilo. Es la primera vez que lo veo en la Sierra.

José David y Vanesa nos avisaron de que lo habían encontrado en medio del camino. Pudimos examinarlo muy de cerca, ya que se mostraba bastante tranquilo. Es la primera vez que lo veo en la Sierra.

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Ninfa de Oedipoda caerulescens.

Hubo tiempo hasta para observar lepidópteros.

Y poco más, aparte de algún que otro escarabajo (tenebriónidos y carábidos depredadores), más licósidos, hormigas, liebres… Porque nunca viene mal una buena excursión para comenzar las vacaciones de verano.

North Cliffe Wood Nature Reserve | 29/9/2014

Bueno, pues como me ha dado por recuperar salidas antiguas al campo a partir de lo que anoté en el cuaderno de campo, os cuento sobre una visita que hicimos África, Robert, Jess y yo a una pequeña reserva llamada North Cliffe Wood, cerca de Market Weighton, aquí en Yorkshire, cerquita de Hull. El día que salimos era lluvioso y neblinoso, y habían pasado tres días desde que volvieramos a Gran Bretaña para comenzar el nuevo curso. Y he aquí lo que tengo registrado en el cuaderno de campo de aquella salida (recuerda que el texto en cursiva significa que lo he copiado literalmente de mis anotaciones). Como siempre, comienzo mis descripciones con la flora presente para poner en situación.     Este bosque típico de planifolios europeos está protegido, tiene ejemplares imponentes de roble común (Quercus robur), aquí lo llaman «roble inglés», y los robledales puros están casi desaparecidos en Gran Bretaña. A pesar de todo, en el siglo XIX se cargaron bastantes árboles… Aparte de grandes robles, había otras plantas de interés:

Algunos árboles y arbustos observados en North Cliffe Wood (29.9.2014)

Algunos árboles y arbustos observados en North Cliffe Wood (29.9.2014)

La luz al entrar al bosque se vio bastante reducida, era como si una nube gigante estuviera atravesando la espesura. A un lado, teníamos un campo de cultivo bañado en niebla, donde algunas gaviotas (incluyendo gaviones atlánticos (Larus marinus)) y perdices rojas (Alectoris rufa) se paseaban. Al otro, el bosque, también neblinoso, y delante, el camino.

No es el Bosque de Fangorn, no.

No es el Bosque de Fangorn, aunque lo parezca.

Para mí la especie más interesante fue el álamo temblón (Populus tremula), porque nunca la había visto creciendo silvestre. Como el otoño ya ha empezado, algunos ejemplares habían perdido casi todas las hojas o las tenían muy feas, siendo pasto de hongos que prosperaban con la humedad de la lluvia. Otro arbusto que vimos, que conocía por las guías de campo europeas, fue el arraclán (Rhamnus frangula).

Arraclán (Rhamnus frangula), con frutos maduros (negros) y madurando (rojos).

Arraclán (Rhamnus frangula), con frutos maduros (negros) y madurando (rojos).

El dosel arbóreo estaba formado por robles comunes y abedules, principalmente, aunque también vi algún alerce europeo (Larix decidua), naturalizado o plantado, así como fresnos, tilos y alisos.
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