Día 2, parte 1: Dunas de Urbanova, de día

7.9.2015. El segundo día, seguíamos en Alicante. Decidimos levantarnos pronto para acercarnos otra vez a la orilla del mar a ver aves, gaviotas en particular. La lluvia caía fuertemente, y durante la noche, algunas salinas de Aiguamarga se habían llenado de agua y al rato se llenarían de gaviotas. En la orilla soplaba un viento que sumado al agua de lluvia, imposibilitaba bastante mantener los prismáticos limpios. En la arena había muchos charcos. Tal como yo había previsto, en la orilla había algunas gaviotas patiamarillas (Larus michahellis), de Audouin (Ichthyaetus audouinii), cabecinegras (I. melanocephalus) y reidoras (Chroicocephalus ridibundus). El cielo gris traía consigo un bando de unos 15 flamencos rosas (Phoenicopterus roseus) que venían sobrevolando la playa del Saladar en dirección Sur. Tras ver esto, decidimos guarecernos nuevamente en casa y continuar la exploración cuando la lluvia amainara un poco, pero esto no llegó a suceder en varias horas. Mi amigo y yo decidimos explorar el borde de la carretera, donde crecía un gran pino carrasco y algunos de sus hijos, en el Saladar de Aiguamarga. No nos adentramos mucho, únicamente unos metros, porque queríamos ver alguna curruca cabecinegra. Esto no fue difícil, pero no aquí, sino en unos olivos cercanos. En Aiguamarga pude admirar la floración otoñal de la cambronera (Lycium intricatum), con sus florecillas violetas.

Lycium intricatum

Lycium intricatum

En esta zona había muchos caracoles comunes (Cornu aspersum) y algunas especies que habíamos visto el día anterior. Decidimos dejar atrás la urbanización para adentrarnos en las dunas vivas que hay tras la playa naturista. Como el tiempo no acompañaba, no nos asustamos viendo culos flácidos. Sí que nos sorprendimos viendo cantidades ingentes de ortópteros, concretamente de las especies Heteracris littoralis Pyrgomorpha conica. Vimos una mata de alcaparra loca  repleta de estos saltamontes, decenas de Heteracris se amontonaban, unos encima de otros a veces, sobre la mata. Para entonces, la lluvia no caía tan torrencialmente y se había convertido en una especie de calabobos.

Pyrgomorpha conica

Pyrgomorpha conica

Sphingonotus cf caerulans

Sphingonotus cf caerulans

Heteracris littoralis

Heteracris littoralis

Truxalis nasuta

Truxalis nasuta

Las fauna y flora dunares del sur de Urbanova son de notable interés. Yo conocía más o menos lo que había porque he visitado la Playa del Carabassí, cercana, y lo que hay en ambos lugares es muy parecido: vegetación típica de arenales costeros con algunas plantas adaptadas a la alta salinidad.
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Recordé que por esta zona hay un geófito muy interesante, la azucena de mar (Pancratium maritimum), así que mi amigo y yo estuvimos alerta por si aparecía uno, y justo es ahora cuando florece. Vimos uno, pero las flores ya se habían convertido en frutos. Quise encontrar también la larva de la mariposa Brythis crini, que se alimenta de las hojas de esta planta, pero no vi ninguna (si queréis ver una larva de esta polilla, podéis hacer click en este enlace, del blog de Pablo Portillo). Seguimos caminando hacia el Sur entre las matas de hinojo marino (Crithmum maritimum), que ya florecía.

Crithmum maritimum

Crithmum maritimum

Correteando entre las hierbas apareció una conocida en este blog, la mantis Rivetina baetica. Menudo bimbo para mi amigo. Una hembra tranquila, enfriada por la lluvia, posó durante un buen rato para nuestros objetivos.

Rivetina baetica

Rivetina baetica

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Gasteruption sp.

Mientras la observábamos agachados, en una planta que había justo a mi derecha, observé un bello himenóptero que todavía estoy tratando de identificar.

A unos metros de allí, crecía una enorme mata de cardo marino (Eryngium maritimum), también floreciendo, y por supuesto, acompañado de las inseparables chinches rayadas (Graphosoma semipunctatum), algunas de ellas en plena cópula, como no podía ser menos.

Nos dio tiempo a ver hasta coleópteros. Los abundantes tenebriónidos llegan hasta aquí. Su gruesa coraza negra les protege del intenso calor y sol. Por supuesto, no podían faltar las estrellas: Tentyria sp. y Blaps cf mucronata. El Tentyria es un escarabajito común en zonas secas junto al mar o húmedas y visto con lupa, posee unas mandíbulas impresionantes. Corre a toda velocidad por la arena. La segunda especie pertenece a un género común en el Mediterráneo. Los Blaps segregan una sustancia apestosa, de olor penetrante, como un ácido, cuando se ven en peligro.
Nos metimos en una zona de cañas bastante sucia (preservativos usados tirados por ahí, bolsas de plástico, excrementos…) donde se habían metido unos pajaritos que resultaron ser verderones, verdecillos, colirrojos… Aunque pasamos un poquito de las aves en este paseo, pues había tantos invertebrados interesantes a cada paso que dábamos que nos era difícil centrarnos en todo. Dentro del cañaveral crecían algunos lentiscos preciosos. Al salir, nos acercamos a una vaguada donde abundaban las olivardas (Dittrichia viscosa). Y allí aparecieron varios nuevos personajes de este ecosistema tan interesante:

Empusa pennata

Empusa pennata

Extraños compañeros de rama. Cicada sp. y ¿Micrommata o Peucetia?

Extraños compañeros de rama. Cicada sp. y ¿Micrommata o Peucetia?

Finalmente, poco después, apareció nuestra ansiada azucena marina en plena floración, un poco empapada, pero floreciendo al fin y al cabo.

Pancratium maritimum

Pancratium maritimum

Y no solo este ejemplar en flor, por lo menos había tres o cuatro más plantas cerca del primero. Con esta planta acabó el paseo, decidimos volver, debíamos descansar y coger fuerzas para el paseo nocturno, esta vez, en Chinchilla.

Pancratium maritimum

Pancratium maritimum

Día 1: Playa y dunas de Urbanova, de noche

Paisaje desde el tren.

Paisaje desde el tren, cerca de Almansa.

6.9.2015. Fuimos a Alicante a recoger a un amigo, para pasar varios días bicheando por nuestra zona, y aprovechamos que estábamos cerca de la costa para buscar fauna y flora interesante. En casi toda la mitad este de la Península, llevaba varios días lloviendo y, por lo menos, en Chinchilla, en dos días se habían acumulado más de 40 mm en mi pluviómetro, así que la observación de algunas especies típicas otoñales estaba garantizada, al menos durante los primeros días de la semana.

También en Alicante arreciaba fuertemente la lluvia. Por la noche, exploramos las dunas fósiles que hay al sur de Urbanova, no sin antes pasar por la orilla del Mediterráneo, ya que el temporal suele traer cosas interesantes a la costa. Uno de los animales que encontramos fue una chicharra (Dactylopterus volitans), también conocido como pez golondrina. Jess se acercó a la orilla, mientras las olas se retiraban y dejaban al descubierto unas estructuras que parecían plumas sobresaliendo de la arena. Lo primero que pensamos fue que podría tratarse de un pájaro semienterrado, pero cuando estiré de estas estructuras, descubrimos que en realidad eran los radios de las grandes aletas del pez. Vimos tres ejemplares varados en la orilla.

Chicharra (Dactylopterus volitans)

Chicharra (Dactylopterus volitans). Puede parecer triste, pero la muerte de este ejemplar alimentará a infinidad de seres, como gaviotas e invertebrados carroñeros.

En esta zona es posible encontrar varias especies de caracoles y artrópodos mediterráneos, así como las dos especies de gecónido ibéricas. Esa noche pudimos ver un pequeño ejemplar de salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus), que correteaba entre las grietas junto a la zona naturista, resistiendo, brava, la lluvia y el viento.

Salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus)

Salamanquesa rosada (Hemidactylus turcicus)

Las lluvias sacaban de sus escondites a muchos gasterópodos que habitan estas áridas y  rocosas colinas. Muchos de estos caracoles se esconden a los pies de muchos arbustos, como la alcaparra loca (Zygophyllum fabago) o la olivarda (Dittrichia viscosa), o dentro de grietas en el suelo. Algunas especies que vimos fueron: Rumina decollata, Eobania vermiculata, Cornu aspersum y Otala punctata.

Grupo de Eobania vermiculata (un par en plena cópula) y Otala punctata.

Grupo de Eobania vermiculata (un par en plena cópula) y Otala punctata.

Antes de retirarnos por la lluvia, nos acercamos a un seto de adelfas (Nerium oleander), justo cuando la lluvia comenzaba a caer con más fuerza. Allí descubrimos una ninfa de Mantis religiosa, bastante pequeña para la época en la que estamos. En seguida tuvimos que refugiarnos, pero al día siguiente viviríamos experiencias interesantes y sorprendentes a la orilla del Mare Nostrum.

Thornwick Bay and caves (Flamborough Head)

Me encanta visitar la zona, para mí, más impresionante de Yorkshire: su costa. Ayer (24/05/2015) estuve paseando junto a los acantilados de blanca caliza de más de 100 m de altura que separan Yorkshire del gran Mar del Norte, cerca del cabo Flamborough, en concreto, en la Bahía de Thornwick. En primavera, grandes colonias de miles y miles de aves marinas acuden masivamente a anidar a los riscos de esta zona que se extiende varios kilómetros.

Fulmar boreal (Fulmarus glacialis) en su nido.

Fulmar boreal (Fulmarus glacialis) [Northern Fulmar] en su nido.

Algunas de las aves marinas de costumbres más épicas en el Norte de Europa anidan aquí. El fulmar boreal (Fulmarus glacialis) era una de esas aves que siempre quise ver y que tuve la oportunidad de bimbar muy cerca de esta pequeña bahía el año pasado. Aquí también pude observar varios ejemplares, anidando junto a otras aves en los salientes del acantilado.

Gaviotas tridáctilas (Rissa tridactyla) [Kittiwake]

Gaviotas tridáctilas (Rissa tridactyla) [Kittiwake]

El griterío de las gaviotas tridáctilas (Rissa tridactyla) junto con el de los araos (Uria aalge) y las alcas (Alca torda) sonaba como una celebración de la vida sobre el rugido del mar. A los pies de los acantilados, grandes cuevas hacían retumbar los golpes del oleaje, que arremetía salvajemente contra la tierra.

Cuevas y acantilados en la Bahía de Thornwick, entre Bempton y Flamborough.

Cuevas y acantilados en la Bahía de Thornwick, entre Bempton y Flamborough.

Una tranquila corneja negra (Corvus corone) [Carrion Crow] en un risco. La corneja es uno de los dos córvidos que se pueden ver por esta zona, junto a la grajilla (Corvus monedula) [Jackdaw].

Una tranquila corneja negra (Corvus corone) [Carrion Crow] en un risco. La corneja es uno de los dos córvidos que se pueden ver por esta zona, junto a la grajilla (Corvus monedula) [Jackdaw].

Grupos esporádicos de alcatraces atlánticos (Morus bassanus), mucho más grandes que las otras aves que anidan por ahí, volaban con parsimonia hacia Bempton, donde hay una de las mayores colonias de esta especie en Inglaterra.

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Alcatraces atlánticos (Morus bassanus) [Gannet] volando hacia Bempton.

Una escena sorprendente: un fulmar acude a su huevo, bajo la atenta mirada de un frailecillo atlántico (Fratercula arctica). Abajo, dos araos comunes.

Una escena sorprendente: un fulmar acude a su huevo, bajo la atenta mirada de un frailecillo atlántico (Fratercula arctica). Abajo, dos araos comunes. El frailecillo no es difícil de observar por la zona, aunque no es abundante.

Sobre el acantilado, los herbazales y prados también atraían vida interesante. La humedad y la cercana puesta de sol hacía salir a los moluscos de sus guaridas. Incluso a unos centímetros del borde del precipicio, un grupo de jacintos hispánicos (Hyacinthoides hispanica) florecía con pasión.

Jacintos de bosque (Hyacinthoides hispanica), una especie alóctona y bastante invasora. Se distingue del autóctono (H. non-scripta) por la forma de las espigas florales, que son colgantes en el segundo y las flores se abren curvando más sus pétalos.

Jacintos de bosque (Hyacinthoides hispanica), una especie alóctona y bastante invasora en Gran Bretaña. Se distingue del autóctono (H. non-scripta) por la forma de las espigas florales, que son colgantes en el segundo y las flores se abren curvando más sus pétalos.

Pude observar y escuchar otras aves típicas de prados como el bisbita pratense (Anthus pratensis) y la alondra común (Alauda arvensis), realizando sus típicos cernidos (manteniéndose quieta en el aire aleteando las alas) mientras emitía su precioso y diverso canto. Canto que, por cierto, pude grabar en el momento con el móvil:

Marsopas en Scarborough

(04/05/2015) El castillo de Scarborough se alza, junto a un prado, al borde de un acantilado junto al Mar del Norte. Desde allí, estuvimos Jess y yo buscando sombras en las aguas de apariencia grisácea, porque ella sabía que no es difícil observar mamíferos marinos en esa zona de la costa. Y, efectivamente, tras pocos segundos de observación, la primera marsopa (Phocoena phocoena) [Harbour Porpoise]  hizo acto de aparición. Son animales comunes en zonas no muy profundas, pero bastante vergonzosos, ya que lo único que suele avistarse de ellas es la pequeña aleta triangular durante uno o dos segundos. Vimos unos tres ejemplares que nadaban en torno a alcas (Alca torda) [Razorbill], araos (Uria aalge) [Guillemot] y gaviotas tridáctilas (Rissa tridactyla) [Kittiwake]. Las marsopas llegan a medir casi 2 m de largo y pesan unos 75 kg, siendo las hembras algo mayores que los machos.

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Marsopa (Phocoena phocoena)

Al borde del precipicio, abundaban también las moscas de marzo (Dilophus febrilis) [Common Fever-Fly], que invadían a cientos las flores de las umbelíferas que crecían por allí, resultando bastante molestas mientras mirábamos por los prismáticos. A pesar de una motora que atravesó la zona a toda velocidad, espantando todas las aves a su paso, los cetáceos siguieron nadando cerca de la costa, por supuesto, dejando ver solo la aleta dorsal…

Gaviotas argénteas (Larus argentatus)

Gaviotas argénteas (Larus argentatus) [Herring Gull] disfrutando del sol, en el castillo de Scarborough.

Lo que parecía un secarral…

Hace un mes (24/03/2015), ya andaban las carralejas o aceiteras (Berberomeloe majalis), también conocidas como curicas en Albacete, en busca de néctar a pocos metros del mar. En las dunas fósiles de Urbanova (Alicante), estos insectos, así como algunos himenópteros, se afanaban en buscar alimento en lo que podría considerarse un oasis a pequeña escala.

Carraleja (Berberomeloe majalis)

Carraleja (Berberomeloe majalis)

Estos insectos sorprenden por el tamaño de su hinchado abdomen y su coloración, negros con bandas anaranjadas, que han ocasionado muchas veces que la gente piense que son «gusanos» (un término demasiado general). En realidad, son coleópteros que se alimentan de materia vegetal, y que tienen una característica muy curiosa: a través de las articulaciones de sus patas segregan cantaridina, un compuesto químico venenoso que utilizan para defenderse. Por la zona vimos dos ejemplares en menos de diez metros cuadrados. Sorprende que, a pesar de su aspecto, tan regordegtas, sean capaces de desplazarse a semejante velocidad por entre los arbustos y las hierbas.

Paseo por Bridlington | THNHS

Por fin puedo escribir una entrada sobre la costa. Desde que llegué a Inglaterra, cada vez me interesa más el mundo marítimo, ¿será porque Jess viene de una larga estirpe de intrépidos marineros y está empezando a pegarme el gusanillo marino?

Esta mañana hemos acompañado a varios miembros de la Sociedad de Historia Natural de Hull a Bridlington, una ciudad costera de Yorkshire, a 30 km de Hull. Ya allí, nos hemos paseado por el muelle, donde hemos tenido buenas vistas de diversas aves, algunas de ellas bimbazos para mí, como el correlimos oscuro (Calidris maritima), el gordo (C. canutus) y la barnacla cariblanca (Branta leucopsis), aunque la tercera era un individuo escapado y que decidió quedarse a vivir en la zona, comportándose como un ave silvestre. El viento húmedo era tan desagradable y fuerte que casi se hacía desagradable sacar las manos de los bolsillos para levantar los prismáticos y observar algún pajarillo. A un lado de la plataforma del puerto, había una gaviota que presentaba muy mal aspecto, con la cara como deformada y las plumas destrozadas, pero decidimos dejar la naturaleza seguir su curso, porque no teníamos ni idea de lo que le pasaba y te notaba que no iba a durar mucho… En el mar, desde el puerto, hemos podido observar decenas de gaviotas, todas argénteas, y varios enormes gaviones atlánticos (Larus marinus), acompañados de limícolas como un correlimos gordo (Calidris canutus), correlimos tridáctilos (Calidris alba), archibebes comunes (Tringa totanus), y otras especies como el cormorán grande (Phalacrocorax carbo).

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Archibebes comunes (Tringa totanus). Las aves se agrupaban, junto a algún ostrero, vuelvepiedras y los correlimos oscuros en la parte baja del muro, en una zona de rocas entre el muro y el agua del mar que se retiraba conforme bajaba la marea.

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Una gaviota argéntea (Larus argentatus) bostezando.

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Gaviota argéntea (Larus argentatus) en vuelo.

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Gaviota argéntea (Larus argentatus). Como veis, tuve oportunidad de observar muchas. Es la gaviota más abundante de la zona. Varios carteles alertaban de su agresividad al ofrecérseles comida.

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Un vuelvepiedras (Arenaria interpres). En los puertos británicos son muy confiados, llegando en ocasiones a comer pan que algún transeúnte les ofrezca.

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Unos peces con bastante mal aspecto, transportados por los marineros…

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Bridlington, desde el puerto pesquero.

Desde el puerto de Bridlington, hemos seguido caminando por la playa hacia Sewerby, sufriendo la tempestad del mar del Norte. Por suerte, de momento no llovía, así que he podido deleitarme con algas, crustáceos sésiles y algunos moluscos, como el bígaro (Littorina saxatilis) y mejillones, que quedaron expuestos al retirarse la marea, en la parte baja del muro que separa la playa del paseo. De camino a Sewerby, hemos observado algunos alcatraces atlánticos (Morus bassanus), que volaban en dirección norte (al menos, el que yo he visto). Llegando a Sewerby, enfrente del mar, a nuestra izquierda conforme caminábamos hacia el norte, teníamos las laderas de tierra pegajosa, húmeda, y caliza de Creta. De vez en cuando, pegotes de barro resbalaban y caían al suelo. En estas laderas, había hierbajos secos, muchas colas de caballo (Equisetum telmateia) secas, del año pasado, y sobre ellas, bisbitas costeros (Anthus petrosus). Como anécdota naturalista, os contaré que hemos visto un pequeño y valiente correlimos tridáctilo incordiando a una gaviota argéntea, parecía que la gaviota tenía algo que el pequeño limícola quería, y se acercaba peligrosamente a ella, la rodeaba, correteaba a su alrededor, a pesar de que le sacaba más de diez cabezas…

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Correlimos oscuros (Calidris maritima), un bimbo que no he sabido saborear muy bien, aunque de recuerdo me queda esta foto. Hacía tanto viento que tenía que sujetarme las gafas al asomarme por el muro bajo el que se encontraban las aves, expuestas totalmente a las inclemencias temporales.

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Ostrero euroasiático (Haematopus ostralegus).

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Grupo de ostreros en un pequeño prado, bastante tranquilos a pesar de la cantidad de gente que paseaba perros y niños.

Tras devorar chips (without fish) con ansia y coger un poco de calor, nos hemos retirado, bajo la lluvia, no sin antes parar en una tienda espectacular de conchas y otros seres marinos disecados. Era el paraíso del coleccionista de conchas, y de tope de dinero a gastar me he puesto 15 libras (joé, que ni bebo ni fumo ni gasto dinero tontamente, algún caprichillo me merezco), aunque al final me he gastado 11. Algunas de las especies que he conseguido son Cardium cardissaSphaerechinus glanularis Choriaster granulatus.

¡Salud!